LA JUSTICIA DURANTE EL ESTADO DE ALARMA

Durante la vigencia del Estado de Alarma decretado el día 14 de marzo de 2020, han sido diferentes los colectivos y sectores laborales que han visto paralizada su producción y actividad. Cuando finalice el confinamiento, está claro que serán necesarias varias semanas para volver a la normalidad, o por lo menos una normalidad parecida a la que teníamos antes de la aparición del virus que ha dejado ya miles de muertos en el Estado español.

 

El sector judicial es uno de esos que, aun siendo un trabajo esencial, ha visto truncada su actividad, solo permitiéndose la actuación en esos ámbitos considerados urgentes. Básicamente en el orden penal, dedicación exclusiva de nuestro despacho, pero únicamente para asuntos con preso o en el juzgado de guardia con detenidos, y también alguna tramitación de expedientes en Derecho de Familia, colaborando este despacho en esa materia. Para el resto de actuaciones, se decretó una paralización mientras estuviera vigente el Estado de Alarma.

 

Esa paralización, aunque quizá necesaria por la cuestión del distanciamiento social, provocará un auténtico colapso en los Tribunales, a todos los niveles y órdenes, desde los expedientes de regulación temporal hasta los juicios penales suspendidos durante el Estado de Alarma.

 

Y la razón de ese colapso y de la paralización durante el confinamiento es que la Justicia está sumamente anticuada. En un mundo cada vez más informatizado y tecnológico, el sistema judicial todavía no ha entrado en el siglo XXI; de hecho, en algunos aspectos, parece que aun ni tan siquiera hubiera entrado en el siglo XX, ya que por ejemplo la norma procesal penal es del siglo XIX (si bien se han realizado numerosas modificaciones, incluso recientemente).

 

Ese atraso respecto del resto de actividades de nuestra sociedad, provoca que en muchos aspectos, no resulte posible la eficiencia que se requiere en la era moderna. Los problemas ya existían antes del Estado de Alarma, y continuaran tras la vuelta a la “normalidad”, por lo menos mientras no se apliquen los cambios necesarios y la adaptación a los tiempos actuales.

 

Para empezar, y como punto de partida, la digitalización, que brilla por su ausencia, debe sufrir un cambio radical. Parece como si la administración se hubiera quedado satisfecha con el cambio de las transcripciones de las actas del juicio con las grabaciones de las vistas. Un gran cambio, pero tardío e insuficiente. Lo mismo ocurre con las videoconferencias; para poner un ejemplo, si debemos realizar una videoconferencia entre juzgados para realizar una declaración judicial, se tarda más tiempo con las conexiones y arreglando los problemas de comunicación que realizando la actuación judicial en sí misma. No es posible que, para realizar una videollamada a un familiar o amigo lo podamos realizar en cuestión de segundos, o que una reunión virtual de un equipo de trabajo se establezca digitalmente sin ningún problema, y en cambio la conexión entre juzgados tarde minutos, sea de una calidad pésima y en ocasiones falle.

 

Si los sistemas informáticos y digitales funcionasen debidamente en el sistema judicial, no deberían haberse suspendido la gran mayoría de actuaciones, ya que para realizar una declaración judicial de unos minutos (o incluso segundos si el investigado se acoge al Derecho a no declarar), no debería suponer demasiado problema, y de esta forma se podía aligerar la carga de trabajo en el Juzgado.

 

Otro de los problemas en la justicia, relacionadas con la digitalización es la poca atención e interés que se presta a esta desde el propio Juzgado. Si una cosa hay en un Juzgado es papel, papel y más papel. Las causas escaneadas son una gran minoría, y lo habitual es ver montones de expedientes en estanterías y armarios. Con tan solo dedicar unos minutos cada día a medida que se inicia una causa nueva, y escaneando a medida que se van incorporando documentos al expediente, se podría maximizar la eficacia y por ejemplo se podrían consultar expedientes incluso vía online, sacándole provecho durante el Estado de Alarma al realizar las actuaciones por vía telemática.

 

Hay otros problemas que impiden la modernización y eficacia en los Tribunales, pero van más allá de lo ocurrido durante el Estado de Alarma, y que se verán con el reinicio de la actividad judicial, como es la escasez de personal en los Tribunales. Todo ello deberá ponerse en cuestión y esperar que se proceda al cambio tan necesario.

 

 

Joel Giménez Albero

Abogado Penalista

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *